Trío en la cocina. Relatos eróticos gay.
Siempre me ha gustado ligar en los lugares más insospechados.
Me da mucho morbo.
Una tarde estaba en el supermercado. Había tenido que ir urgentemente porque a mi nevera solo le quedaban telarañas.
En la sección de verduras me crucé con un chico guapísimo. Estaba pesando una bolsa de berenjenas.
Lo consideré una señal del destino.
Me acerqué y me coloqué detrás de él. Dedicándole mi mejor sonrisa le dije:
- Vaya pedazo de berenjenas te vas a llevar. ¿Son todas para ti?
Tengo comprobado que, si a un desconocido le sueltas de repente una frase moderadamente insinuante sin rozar lo sexual, si es heterosexual te mirará con cara de malas pulgas y sin entender nada, pero si tiene una ligera esperanza de follar contigo, no dudará en sonreír o contestar algo ingenioso.
En este caso la contestación me sorprendió al no ser ni una cosa ni la otra.
El chico me dijo, con una sonrisa de oreja a oreja:
- Son para mi novio. Le encantan las berenjenas grandes.
Como no me esperaba una contestación similar, no tenía una respuesta preparada.
Sin embargo, no me hizo falta, porque el chico metió la bolsa con berenjenas en su carro y me dijo:
- Cocino muy bien las berenjenas. A mi chico le encanta como se las hago. ¿Te apetece venirte a mi casa a comer con nosotros?
No pude evitar que una amplia sonrisa inundase mi rostro.
Yo soy muy descarado y no tengo vergüenza, pero este chico me había dado una lección de frescura, espontaneidad en procedimientos de ligue. Leer más