Donde caben dos… Relato erótico gay

Creo que el título que le he puesto a este relato puede resultar engañoso.

Las mentes más pervertidas y calenturientas podrían llegar a pensar que me han metido dos pollas por el culo, o quizás más de dos.

Y efectivamente ha sido así. Ocurrió una vez.

Me gusta probarlo todo y es evidente que no iba a dejar pasar la ocasión de probar lo que se siente al tener más de una polla taladrando mi agujero.

Pero no voy a hablar de eso ahora.

Este será un tema para un próximo relato, ya que nada más pensarlo se me pone la polla dura y se me abre el culo, y tengo que preparar esa historia con mucho mimo y cariño.

Hoy voy a contaros lo que pasó el día de mi vigésimo quinto cumpleaños. El día que acabé follándome a tres tíos a la vez.

Me encanta el sexo. Ya lo sabéis de sobra si habéis leido todas mis historias (y las que me faltan por contar).

Y todos mis amigos lo saben.

Mi mejor amigo, que también es homosexual, me preparó una sorpresa para mi cumpleaños.

Una sorpresa de esas que no se olvidan nunca.

Cuando cumplí los veinticinco años tenía un grupo de amigos de lo más variopinto: hombres, mujeres, gays, hetero…

Una amplia mezcla de todas las diversidades sexuales.

Pero siempre hubo una persona que se puede considerar más amigo que los demás: Lucas.

Lucas y yo nos conocimos en el instituto, y nos hicimos amigos enseguida. Todavía lo somos.

Salimos del armario casi a la vez. Los dos descubrimos nuestros gustos al mismo tiempo.

Incluso fuimos pareja una temporada, pero preferimos dejarlo y seguir siendo amigos.

Tenemos tanta confianza que follamos de vez en cuando.

Lucas tiene un cuerpo perfecto y un culo tan redondito y duro que me vuelve loco.

Y su polla es la que mejor encaja en mi boca. Es tan grande que me llega hasta la garganta.

Tengo tanta confianza y cariño hacia Lucas que es el único hombre del que me he tragado su leche.

Y el también se ha tragado la mía.

En varias ocasiones, además.

Es complicado de entender, pero las amistades más profundas se pueden sellar con las mamadas más profundas.

No somos hermanos de sangre, pero si hermanos de lefa.

Pero voy a ir al grano, que me disperso.

El caso es que Lucas me llamó para felicitarme por mi cumpleaños y me dijo que fuese a su casa, ya que tenía una sorpresa para mí.

Lucas por aquel entonces todavía vivía con sus padres, así que no me imaginé que la sorpresa tuviese nada que ver con el sexo, ya que no íbamos a follar en casa de sus padres estando ellos en la habitación de al lado.

Me duché y me arreglé, por si acaso (siempre me gusta ir preparado para follar), y me fui a su casa por la noche.

Cuando llegué me recibió con un abrazo y un beso suave en la boca.

Le pregunté por sus padres, y me dijo con una sonrisa picarona que estaban de viaje y que tenía la casa para él solo. Su hermana mayor estaba casada y vivía en otra localidad.

Me hizo pasar al comedor y me dijo:

  • Ya sé que has hecho algún trío pero ¿alguna vez has hecho un cuarteto?

Lo miré sorprendido.

No entendía muy bien lo que estaba pasando.

Le contesté que mi límite eran tres, contándome a mí, que nunca había hecho una orgía.

  • No se trata de una orgía – me dijo – tu regalo de esta noche por tu 25 cumpleaños es que vas a poder follarte tres culos a cuál más impresionante, incluyendo el mío.

Mi primera reacción a su comentario fue de sorpresa.

Sin embargo, mi polla cogió las riendas después de lo que acababa de oir y comenzó a ponerse muy dura.

Pensaba que iba a recibir un regalo sorpresa por parte de Lucas, y que podríamos haber follado en mi coche, y resulta que mi regalo iban a ser tres culos para que me los follara yo solito.

No pude evitar que una gran sonrisa asomara a mi rostro.

  • Perfecto, me encanta el regalo – dije socarronamente – pero quiero ver primero esos culos.
  • Tus deseos son órdenes – dijo Lucas y me cogió de la mano y me llevó al salón de su casa.

Cuando abrió la puerta me encontré con dos chicos completamente desnudos, de espaldas y apoyados contra la pared.

Miré a Lucas y me hizo una señal para que me acercara a esos maravillosos culos.

En verdad no mintió.

Eran los dos traseros más perfectos que había visto en mi vida.

Me acerqué y los toqué. Estaban suaves pero firmes. Y tan redondos y bien formados como cualquier trasero de actor porno gay.

Los dos chicos giraron levemente sus cabezas al mismo tiempo y me saludaron, diciéndome sus nombres.

No me avergüenza reconocer que no pude ni escucharlos. La sangre de mi cuerpo estaba tan ocupada en mi polla que mi cerebro ya no respondía a los estímulos normales.

Los dos chicos eran jóvenes, de nuestra edad más o menos, y aunque no eran excesivamente guapos tampoco les hacía ninguna falta.

No pude evitar acariciar los dos culos a la vez, y mis manos se deleitaron poco a poco con sus redondeces, avanzando hacia delante, agarrándoles a ambos los huevos y la polla.



Todavía no tenían la polla dura, pero empecé a notar como crecían las dos como consecuencia de mis caricias.

Me volví hacia Lucas, para agradecerle por anticipado mi regalo, y me di cuenta de que se había quitado toda la ropa. Su polla estaba completamente dura y se acercó a mi y me dio un beso largo y húmedo.

Su lengua jugó con la mía tan suavemente que creía estar en el cielo.

Cuando Lucas sacó su lengua de mi boca, comenzó a desnudarme.

Los dos chicos se volvieron otra vez contra la pared, se apoyaron con las dos manos en la misma y agacharon ligeramente el torso, dejando que sus nalgas quedasen ligeramente levantadas.

Ambos quedaron como vulgarmente se llamaría «con el culo en pompa».

Cuando Lucas acabó de quitarme la ropa y los zapatos, se agachó y se metió mi polla en su boca.

A Lucas le encanta mi polla. Siempre me lo ha dicho.

  • Es gorda, larga y muy sabrosa – me suele decir cuando quiere excitarme para hacerme una mamada.

Pero en aquel momento no hacía falta excitarme.

Mi polla estaba tan gorda, las venas tan marcadas, que creía que iba a reventar de placer.

Después de chuparme la polla durante varios minutos, Lucas se levantó y se puso contra la pared, al lado de los dos misteriorosos chicos desnudos.

  • Yo también soy parte del regalo – dijo Lucas- quiero que me folles como a los otros dos.

No podía dar crédito a lo que estaba pasando.

Mi mejor amigo me había organizado una orgía en el que yo era el protagonista, y mi regalo de cumpleaños era follarme a los tres culos más bien formados que había visto en mi vida.

Como no podía ser de otra manera, me tuve que poner a ello.

No podía defraudar a ninguno de los culos, ni a Lucas.

Escupí en mi mano para lubricar mi polla y elegí al azar follarme al chico de enmedio.

Mi polla entró en su culo sin que opusiera ninguna resistencia.

Estaba tan cachondo como yo, y muy lubricado. Y su agujero estaba tan abierto que mi polla entró hasta el final sin encontrar ningún obstáculo.

El chico soltó un gemido de placer que me excitó más todavía.

Empecé a follarme su culo, mientras que él se movía adelante y atrás, sin poder controlar el placer que le estaba proporcionando mi gran polla.

Mientras tanto me metí en la boca los dedos índice de mis dos manos y los chupé hasta dejarlos bien húmedos.

No iba a permitir que Lucas y el otro desconocido se aburrieran mientras me follaba al del centro.

Así que bajé las manos y mientras no paraba de darle empujones con mi polla al chico del centro, les metí a Lucas y el otro chico un dedo a cada uno por el culo.

Lucas estaba a mi derecha.

Yo no podía dejar de mirarle a la cara mientras me follaba al chico de enmedio.

La cara de Lucas dejaba entrever el placer que le estaba proporcionando con mi dedo metido en su culo.

Siempre le había gustado que jugara con su próstata metiéndole uno o varios dedos por el ojete, pero aquella vez era distinto.

Estaba gimiendo de placer y apenas había empezado.

De repente Lucas se corrió.

No pudo evitarlo.

Estaba tan cachondo por lo que mi dedo hacía en su próstata que no pudo retener su leche por más tiempo.

Noté que se corría cuando apretó el culo alrededor de mi dedo.

Yo no podía parar de follarme aquellas nalgas tan perfectas que tenía delante, y el placer que sentía en mi polla se estaba transmitiendo a todo mi cuerpo.

Cuando Lucas se corrió, mi cuerpo reaccionó con un estallido, como si me diese una descarga.

Una ola de placer me recorrió el cuerpo desde la punta de los dedos de los pies hasta los pelos de mi cabeza.

Durante varios segundos no supe qué era lo que estaba pasando.

Cuando el estallido eléctrico se atenuó, comprendí que me había corrido, dentro del culo del chico.

Me templaron las piernas ligeramente, y saqué la polla de su culo.

Gotas de semen chorreaban de mi polla y de su agujero abierto.

Lucas se volvió hacia mí, sin despegarse de la pared, y me dijo:

  • Ya has superado el primer round. Ahora solo te quedan dos.

A mí me dio un ataque de risa, pensando en que no sabía si sería capaz de follarme los dos culos que quedaban.

culo

Mientras tanto Lucas le hizo un gesto con la cabeza al chico que me acababa de follar, y este inmediatamente se volvió hacia mí y se agachó.

Se metió mi polla en su boca y comenzó a lamérmela de arriba a abajo, recreándose en mis huevos.

Lucas lo tenía todo planeado. Después de cada follada me volverían a levantar la polla con una mamada.

Y Lucas acertó.

A pesar de haberme corrido poco antes, el chico consiguió que mi polla se volviese a levantar y se pusiese completamente dura.

Estaba claro que era un experto chupando pollas.

Sabía perfectamente lo que se hacía.

Y chupaba los huevos de una forma que me provocaba escalofríos por todo mi cuerpo.

El chico consiguió en pocos minutos que mi polla se volviese a poner completamente dura, pero estuvo chupándola un rato más, mientras que se pegaba una paja con la mano derecha.

Se corrió en pocos minutos, recreándose con mi polla en su boca.

Su semen me salpicó en la pierna. Estaba caliente y húmedo.

Cuando terminó, se levantó y me hizo una seña para indicarme que ya me encontraba listo para seguir con el maratón.

Me acerqué al chico de su izquierda, a quien poco antes le había estado follando el culo con mi índice izquierdo, y le metí la polla hasta el fondo.

El chico dio un pequeño respingo. No se esperaba que la polla estuviese ya preparada.

Pero no soltó ninguna queja.

Al contrario, empezó a gemir y mover el culo hacia mi pelvis, demostrando que estaba disfrutando tanto como yo.

Mientras que me lo follaba muy suavemente, con mi mano derecha cogí su enorme polla y comencé a masturbarlo.

Mi mano se movía al ritmo de mis caderas.

No quería ir demasiado rápido. Estaba disfrutando demasiado del momento.

Después de lo que pareció una eternidad, pero en realidad fue casi media hora, noté como en mi cuerpo iba a estallar en breve en otra ola de placer.

Aceleré el ritmo de mi embestida, a la vez que aceleré el movimiento de mi mano en la masturbación de su rabo.

El chico no pudo soportarlo por más tiempo y se corrió en mi mano.

Su leche era caliente y suave.

Cuando se corrió, su agujero se comprimió durante unos breves segundos, suficientes para provocar mi orgasmo.

Yo también me corrí, por segunda vez.

Mi segundo orgasmo fue más intenso que el primero. Sentí escalofríos por todo mi cuerpo, y una sacudida de placer que me empujó hacia delante.

Las piernas me temblaron y caí de bruces, apoyándome en la espalda del chico.

Si él no hubiese estado allí, me habria caído al suelo.

Poco a poco, cuando se pasó la descarga de placer, saqué la polla de su culo.

Fue entonces cuando me fijé en que Lucas seguía apoyado en la pared, mirando fijamente lo que había pasado, y que el otro chico le estaba chupando la polla desde un lateral.

Lucas se había vuelto a correr en la boca del chico, al que le colgaba un hilo de semen por la comisura de los labios.

Con la respiración desencajada, Lucas hizo un gesto con la cabeza al chico que me acababa de follar.

Este chico se agachó y repitió la operación que había realizado previamente el otro.

Me empezó a chupar la polla y los huevos para que se me pusiera dura de nuevo.



Yo estaba agotado.

La polla me dolía, y no sabía si se volvería a levantar.

Pero Lucas me guiñó un ojo y me dijo:

  • No te acomodes que todavía te queda el mejor.

No sé si fue el gesto de Lucas, el ver su culo perfecto, o la mamada que estaba haciendo el chico arrodillado frente a mí, pero de repente se me pasó el dolor en mi polla y empezó a crecer otra vez.

Yo no me lo podía creer.

Cuando mi nabo estuvo bien tieso y duro, el chico lo sacó de su boca y me sonrió. Me quedaba la última embestida.

Me acerqué poco a poco a Lucas, que estaba contra la pared. Le di un beso en la boca desde el lateral.

Nuestras lenguas juguetearon de la forma más cariñosa posible, y con mis manos acaricié todo su cuerpo.

Me agaché y besé su cuello, su axila, su torso, su espalda.

Di la vuelta y me puse detrás de él, agachándome para tener la cabeza delante de su ojete.

Comencé a besar y chupar su culo, dedicándome sobre todo a su dulce agujero.

Le estuve metiendo la lengua por su agujerito, abriéndolo, al mismo tiempo que con la mano derecha le acariciaba los huevos.

Lucas se retorcía de placer. Parecía estar a punto de correrse, así que paré.

Me levanté y le metí la polla suavemente por el culo.

Esta follada quería que durara más, así que mis embestidas fueron mucho más lentas y suaves.

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos así. Quizá media hora, quizá una hora, cuando mi cuerpo ya no pudo aguantar más.

Mi tercer orgasmo llegó, pero no de forma inesperada.

Se tomó su tiempo, me recorrió todos los nervios de mi cuerpo varias veces con oleadas de placer extremo.

Fue el orgasmo más largo e intenso de mi vida.

No me di ni cuenta de que estaba masturbando a Lucas mientras me lo follaba, y que éste se corrió al mismo tiempo que yo.

Cuando el placer se retiró de mi cuerpo como la ola de un tsunami acaba volviendo al mar, no tuve más remedio que sentarme en el suelo.

Fue entonces cuando me di cuenta de que los dos chicos desconocidos se habían estado masturbando viéndonos follar, y que ambos se habían corrido al mismo tiempo que nosotros.

Su leche manchaba sus manos, polla y piernas.

Lucas también se sentó en el suelo a mi lado, y me dio un beso en la boca, suave, sin lengua.

Yo no atinaba a articular palabra alguna. Me faltaba la respiración.

Cuando pude hablar, varios minutos después, solo puede decir:

  • Muchas gracias a todos. Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.

Lucas se rió y los dos chicos sonrieron.

Allí estábamos. Cuatro chicos cubiertos de sudor y semen sentados en el suelo.

Follados hasta las trancas y embriagados de placer.

Y efectivamente puedo decir que fue el mejor regalo de cumpleaños de mi vida.



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